Por mucho que presumamos de una relación liberal, no es un plato de buen gusto
ver a tu chico flirtear descaradamente con otras. Pero, ¿qué hacer en estas
ocasiones? ¿Dejarlo plantado por lo que puede ser un simple "tonteo" o darte
la vuelta y fingir no ver nada?
La risa inicial de "mira a mi niño hablando con esa chica" se va torciendo en
una mueca cuando, al fijarte, te das cuenta de que está flirteando con ella en
tus propias narices.
Intentas mantener el tipo delante de los amigos ("tan sólo es un jueguecito
sin ninguna maldad"), pero la verdad es que no te hace ninguna gracia, y mucho
menos cuando descubres que la persona con la que habla demuestra cierto
interés por él.
¿Qué hacer? ¿Quedarte quieta hasta que se acuerde de que ha venido contigo?
¿Atacar a la susodicha, cual leona en celo? ¿Plantarle delante de todos sus
amigos, no sin antes haberle vuelto la cara del revés? ¿Es flirtear ser
infiel?
En la palabra flirtear se encuentra el "quid" de la cuestión. ¿Qué significado
tiene para ti? ¿Simplemente es una manera de gustar a los demás o lleva
connotaciones que rayan la infidelidad?
Para muchas, un flirteo es un juego inevitablemente inherente al ser humano,
como animal social que es. Y es que el hombre tiene la necesidad de agradar a
todos los que le rodean, más si cabe si estos son del sexo opuesto.
Para otras muchas, el coquetear con otra persona, aunque sólo sea por el hecho
de agradar, puede despertar una respuesta, y es aquí donde se presenta el
peligro real de la infidelidad.
Por eso, el flirteo en sí mismo ya es una infidelidad, aunque no haya contacto
físico por medio, ya que se está solicitando una atención que no es
precisamente de amistad.
El Diccionario de la Real Academia de la Lengua nos da la solución: el flirteo
"es un juego de seducción entre un hombre y una mujer". Así pues, siempre y
cuando no haya un acuerdo entre la pareja, flirtear es un modo de infidelidad.
Cuestión de límites
Pero no todo en la vida es blanco y negro y por eso, un coqueteo no tiene por
qué suponer una ruptura. Dependerá de los límites que tengáis marcados como
pareja.
Algunos determinan las zonas de peligro en el contacto físico. Mientras sólo
haya palabras, todo vale. Pero ten en cuenta que, a veces, las palabras son
más peligrosas que los hechos. Internet así lo ratifica. A través de una mera
pantalla, y sin ningún contacto físico, puedes practicar cibersexo con
distintas personas o contar con numerosos ciberamantes.
Para que no haya ninguna confusión que pueda dar al traste con una bonita
relación, lo mejor es marcar vuestras propias reglas. Si se violan las normas
y te hace sentir incómoda una vez tras otra con sus coqueteos, no es el tipo
que necesitas. Pero cuidado: si eres tú la que no paras de lanzar miraditas a
diestro y siniestro, puede que te estés jugando tu relación.
Y es que flirtear puede resultar bonito, e incluso positivo, para todos, ya
que nos llega a subir nuestra autoestima, pero siempre y cuando no se haga
daño a los demás.
El flirteo es cosa de tres
¿Te has dado cuenta de que cuando existe un "tonteo" fuera de la pareja hay
tres personas implicadas? Tú, tu pareja y esa tercera en discordia de la que
nos solemos olvidar, pero a la que podemos causar mucho daño sin enterarnos.
Puede que tu pareja y tú tengáis un acuerdo entre vosotros acerca del flirteo.
Incluso, puede que os convirtáis en cómplices el uno del otro en este
peligroso juego. Pero puedes estar dañando a alguien que no sabe de vuestro
pacto. Entonces, cuando esa persona se siente atraída por vosotros, ¿qué hay
que hacer con ella? ¿Se le cortan las alas de golpe y dejamos que se estrelle
contra el suelo?
En resumen, todo este asunto del flirteo puede dar lugar a situaciones
embarazosas más allá de la propia pareja. Es un terreno fangoso en el que hay
que tener cuidado para no caer, ni hacer caer, a los demás.
Tómatelo con humor
Puede que consideres que la fidelidad no existe y que los coqueteos son algo
innato al ser humano, así que nada mejor que tomarte las cosas con humor.
Al menos, así lo ha entendido un ciudadano de Brasil, José Adauto Caetano, que
tras ser traicionado sucesivamente por ocho esposas, ha fundado una
"Asociación de Cornudos" dedicada a dar consejos sobre cómo lidiar con la
infidelidad.
"Con mi experiencia puedo ayudar a la gente... La infidelidad es algo normal y
no puede convertirse en un trauma, pues anula al hombre", asegura José Adauto
Caetano. Y es que, como él mismo dice, ser "cornudo" no es extraño, lo que
pasa es que nadie lo admite.
A sus 54 años, está casado de nuevo y confiesa que no ha perdido la ilusión de
amar. Además, confía en que su nueva mujer jamás le traicione.
Así que abandona tus complejos y no te quedes anestesiada con la situación.
Plántale cara con humor.
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